Un estudio liderado por un equipo de investigadores del grupo Etiología y Terapéutica de las Enfermedades Periodontales y Periimplantarias de la Universidad Complutense de Madrid y la Unidad de Procesos Electroquímicos del Instituto IMDEA Energía, ha demostrado que la ciencia desarrollada para optimizar sistemas de almacenamiento y conversión de energía puede aplicarse también en el ámbito de la salud.

En concreto, han diseñado un innovador procedimiento para eliminar bacterias en implantes dentales mediante el uso combinado de corrientes eléctricas de baja intensidad y un desinfectante convencional, como la clorhexidina.

El trabajo, publicado en la revista Clinical Oral Implants Research, aborda un problema clínico de gran relevancia: la periimplantitis. Esta patología afecta a millones de personas con implantes dentales y está causada por la acumulación de biofilms bacterianos muy resistentes a los tratamientos tradicionales. Estas colonias microbianas se adhieren con gran fuerza en la superficie de titanio de los implantes, dificultando la acción de los métodos químicos o mecánicos habituales.

La propuesta de los investigadores consiste en aplicar pequeñas corrientes eléctricas directamente sobre la superficie del implante al mismo tiempo que se utiliza un agente antimicrobiano, común, como la clorhexidina. Este fenómeno, conocido como efecto bioeléctrico, permite desestabilizar los biofilms bacterianos y facilita la penetración del desinfectante.

Los resultados obtenidos son muy prometedores; el nuevo método logró reducir en más de un 96% la presencia de biofilms bacterianos, incluso en zonas de difícil acceso donde los tratamientos convencionales resultan poco efectivos. Además, al basarse en corrientes de baja intensidad, el procedimiento es seguro y no genera efectos adversos sobre los tejidos circundantes.

Ciencia interdisciplinaria: de la energía a la biomedicina

Lo más llamativo de este avance es su carácter interdisciplinar. Muchas de las herramientas empleadas, desde el diseño de electrodos hasta el control preciso de las corrientes eléctricas, son habituales en el campo del almacenamiento energético, donde se investigan materiales para baterías de litio, sodio o supercondensadores.

Trasladar este conocimiento al campo de la odontología abre nuevas vías de colaboración entre las ciencias de la energía y las ciencias de la salud.

Este trabajo es un claro ejemplo de como la investigación en tecnologías energéticas pueden derivar en soluciones innovadoras para la salud pública. La electroquímica, que asociamos principalmente a baterías y electrolizadores, muestra también un enorme potencial en aplicaciones médicas, desde la desinfección hasta la regeneración de tejidos.

Con este enfoque, la investigación no solo aporta una nueva herramienta frente a la periimplantitis, sino que también demuestra el valor de la transferencia de tecnologías entre sectores estratégicos como la energía y la biomedicina.